No puedo reconocer el amor
si no miro la penumbra profunda
de mi pecho. Tu palabra fecunda
el erial, muerde menos el dolor.
Tu nombre da lumbre y me da calor
en la noche fría, impide que me hunda
en el día sin sol, en la segunda
muerte. Tu mirada me da valor.
Soy la suma de luz y oscuridad,
de cielos ciegos y noches brillantes.
Soy un peregrino haciendo mi camino,
estoy contigo y con mi libertad,
Te pienso y siento todos los instantes
Te llevo en la frente como un destino.
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