Deudores somos todos del poeta
que siembra con palabras primaveras,
canciones con verdades. Su manera
de ser tan poco olímpica, profeta
sin tierra, silenciado. Su maleta
de libros, vendedor sin prisas, era
la forma de enseñar y que comieran
los suyos. Nunca tuvo una careta,
pero tuvo heterónimos certeros
-más voces a su voz sumaban trigos-.
Poeta, traductor y hasta maestro,
su título mejor es compañero.
“El Bocha” lo conocen los amigos:
es suyo Benavídez, también nuestro.
1 comentario:
Hermoso homenaje!!!, y, por supuesto, merecido.
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