En mi pecho se aloja
una rata
que roe mis entrañas
como un demonio incansable.
Quiero huir de mis
huesos de cárcel,
de mis cielos
ciegos. Pero no hay lugar
donde pueda ser
libre de mi huésped maldito.
Traslado mi condena
como un nombre secreto.
El aire frío corta
mi piel como la navaja
de un barbero ebrio.
Me despierta
su beso de hielo y
veo con la claridad del iniciado.
Soy el enemigo que
llevo en mi ser.
Soy la cárcel que
cierra mis pasos.