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miércoles, 22 de abril de 2020

La verdad

La sombra de la muerte
No deja crecer esperanzas
y marchita las utopías.

Las calles callan las huellas de antiguos pasos
y la música se ha quedado sorda.

Se ha instalado una piedra en mi garganta
y miro los periódicos con furia,
como a profetas que se ríen
de sus palabras negras.

Busco la risa limpia en otras fotografías.
Encuentro luz en los ojos de la mujer que amo.
Mi madre me regala un día con ella en el teléfono.
Mi perro busca calor en el hueco de mi mano.

Entonces comprendo.
La verdad es un pájaro que canta libre
y su canto se interrumpe demasiado por el ruido
de la ciudad.

jueves, 16 de abril de 2020

Seguro

No hay seguro contra la angustia;
se puede elegir
entre el hambre y la enfermedad,
o morder como un pán ácido
la culpa de no tener que elegir.
Ser hoja trémula sostenida
por una fe sin garantía de casa central.

No hay abrazos en estos tiempos de distancia.
Las manos se extienden
como miradas a un horizonte vacío.
A veces perfuma el silencio
como canción liberada
una voz amada en el teléfono.

No hay seguro contra la angustia;
pero hay pájaros vistiendo los cielos. 

sábado, 11 de abril de 2020

Máscaras

Hoy no puedo cantar
esperanzas.
Un viento de inframundo
ha secado mi garganta
y mis dedos tiemblan poemas oscuros.
El mundo es una serie de números
que clavan sus dientes de hielo.
Las paredes implotan
como estómagos de hambrientos.
Afuera
es un lugar súbitamente extraño y hostil,
o quizá siempre lo fue,
pero ahora se muestra
sin máscaras.

Afuera hay también
ciudadanos de un mundo mejor
que aquel dibujado por cifras de muerte.
Ellos cantan con sus manos
la canción de esperanza
negada a mi garganta
en esta noche fría. 

lunes, 6 de abril de 2020

Esta noche


Esta noche no tengo derecho
a llamarme poeta y posar con una pipa apagada.
Esta noche la puta muerte visita
camas de hospitales y camina
como dueña de las calles
en Guayaquil y Milán y Nueva York y Madrid y Bogotá.

Esta noche no hay poesía que valga,
pero tampoco tengo derecho a callar.
Tengo que cuidar la esperanza
como si fuera hija de un camarada que se fue.

Esta noche tengo que levantar una bandera
en un mástil apolillado, heredero de guerras perdidas.

Esta noche
habrá versos que se enciendan en palabras mojadas
para calentar un poco
el hogar de mis hermanos.

domingo, 5 de abril de 2020

Chau, Morgan.


(dedicado a Asdrubal Sosa, 18/10/1934 - 15/06/2005)

El plano recorta su porción de mundo.
Elije su mitad, respeta medidas.
Obedece las miradas inyectivas,
luces que conciben un lugar fecundo.

De reflejos que son, sólo por instantes
realidades duales, vigilante sueño.
El hombre se detiene, se siente dueño
de su reflejo y su hoy, de su antes

y su después. Todo es ilusión, nada
perdura para siempre. El hombre mide
el nudo de su corbata y sigue. Pide
a su reflejo un mañana, una parada

en su futuro y atisba mujer, hijos,
máquinas raras, algo menos de pelo.
Y en sus manos carga una porción de cielo.
El hombre sonríe: el espejo predijo

su futuro, ¡quién es él para no creer!
Los hijos, años más tarde, miran al padre.
El espejo que aman yace, la madre
lo besa. Su reflejo comienza a crecer. 

poemas de la máquina 11: Borges alrededor

Ese hombre se mira los talones
para ver si la sombra de la muerte
logra alcanzarlo. Maldice la suerte
de tan terrible don. Los escorpiones

y los poetas comparten destino.
El hombre está viejo, suspira; sabe
que sus días no tienen fin. No cabe
más esperanza en su espera, sino

la respuesta que otorgue sentido
a todas las preguntas que no hizo.
Ignora que vivió bajo el hechizo

de mágicas palabras. Se ha ido
sin saber que estuvo vivo. Nos deja
herencia de mago y angustia vieja.