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jueves, 27 de agosto de 2020

Azahares

 
No puede la gramática explicar
por qué mi triste verso no funciona
con pronombres de primera persona
plural. Por qué me cuesta declarar
 
que somos islas solas en el mar,
tan solas bajo un cielo que abandona,
en un mar que separa y que traiciona.
Pero isla es demasiado singular,
 
así que necesito otra gramática
con plurales que sean singulares, 
que sepan atender la problemática
 
de islas solas, de soles insulares.
Necesito algo más que matemática:
Necesito perfume de azahares.

martes, 18 de agosto de 2020

доброта, правда, красота.

 “bondad verdad belleza dijo/ son las tres caras de Dios dijo/ y se le caía una luz”
Juan Gelman.

 
no hay bondad,
no hay verdad,
no hay belleza
en la mentira de un torturador jubilado.
no hay Dios en su voz
aunque lo invoque.
negar tres veces las tres caras,
hijo de la casa del gallo,
hijo de la casa del cuervo,
hijo de la casa del tordo,
es negar tres veces su propio rostro
en un espejo roto.
 
setenta veces siete oportunidades
y todas han volado como sueños en un campo minado.
setenta veces siete trenes
y todos han partido sin llevar un pasajero.
 
bondad,
verdad,
belleza,
caen como lágrimas de otro cielo.
 
bondad, verdad, belleza,
llueven las palabras escritas en cirílico,
y riegan la tumba de vladimir roslik.
florecen bellos, buenos, verdaderos girasoles
en la vieja san javier. 

jueves, 13 de agosto de 2020

Esto es un aullido

Esto no es un poema.
No pierdas el tiempo contando sílabas,
acá lo que importan son los acentos.
Esto no es un poema,
esto es un aullido
civilizado y lírico
versificado sin esfuerzo
a fuerza de romper la métrica.
 
Esto es un aullido
disfrazado de poema.
Un aullido lívido y urgente
ante los atentados fascistas.
Ante los autos de alta gama
y los insólitos bates,
ante los estancieros de poca paciencia
y los sicarios de doce dólares.
 
Esto es un aullido de cachorro viejo
ante un padre país que agoniza.


viernes, 7 de agosto de 2020

pueblo

El que hable del pueblo
como si existiera tal cosa
es un hipócrita o un iluso.
El pueblo es un delirio militante.
Está lleno de seres que nada tienen en común,
como el torturador jubilado
o la mujer asesinada por quien juró amarla.

El que me hable del pueblo
como si fuera único,
como si fuera yo,
miente, porque no conoce
que pasa por la cabeza
del tipo que apunta un arma
a un hombre que trabaja en la calle.
No sabe en qué piensa
el hambre del hombre desocupado,
el hombre sin hambre que cree entender. 

El pueblo de los discursos
nada tiene que ver con el labrador
que perdió todo en una mala cosecha.
El pueblo es una máscara hueca
que ignora el llanto de una niña violada,
la risa de un niño que descubre el mundo,
los callos como fiordos
de una mujer repentinamente vieja
por lavar pisos ajenos.

El pueblo no sabe del suicida, 
desconoce al loco, 
no tiene idea de los lunes
apretados en un ómnibus
que traslada vida muerta.

El mercenario de la mala política
me habla del bolsillo del pueblo,
y justifica con eso el despido de maestros.

De ese pueblo reniego.
Mi pueblo
no tiene bolsillos.
Tiene muchos nombres y verbos,
y se lame su dolor múltiple
como demonios que gritan
sus cuerpos mutilados.