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viernes, 28 de septiembre de 2018

odio IV


como si mil demonios llovieran su estiércol
sobre tus ojos desnudos
sobre tu boca aullante
y sólo pudieras percibir mierda
y sólo pudieras proferir mierda.

como si la espada llameante
que guarda el paraíso
atravesara tu garganta
y no pudieran saciar tu sed
los cuatro ríos.

como si crecieran puñales en tus manos
y despertara en el pozo de tu pecho
un anhelo de sangre y de hiel.

miércoles, 26 de septiembre de 2018

Libertad


El día me escupe a la cara sus mastines de metal.
Soledad y rabia me muerden los garrones
cada vez
que me aparto del rebaño,
cada vez
que miro más allá del pasto televisivo.
Trato de recordar que la libertad
son las cicatrices de grilletes eléctricos,
son los ojos quemados por un sol sin censura.

Mi libertad me duele como un viento
que vuela cada prejuicio de su estante.

Mi libertad me duele y me besa con solitaria ternura.
Abraza y abrasa.

Las bestias metálicas me observan, recelosas,
desde sus oficinas gubernamentales,
desde sus malolientes ideologías de dominación.
Esperan el descuido, el pie fuera de lugar.

Camino y las espero.
Camino, creo, muero, vivo.
Vuelo con mis alas de muñón reverdecido.

jueves, 6 de septiembre de 2018

2002

El miedo se desliza por la noche
como una serpiente de inframundo.
Hace nido en los oídos de los hombres sin fe.
Lo vomitan desde sus rocas
los falsos pastores,
los sacerdotes de imperdonables manos,
los que se llaman trabajadores
sin ensuciarse las manos,
los guardianes de armas
que apuntan a quienes debieran proteger
y los elegidos del pueblo (sus peores hijos).

El puto miedo infecta cada casa,
cada ladrillo,
cada colmillo.

Los economistas rememoran el año capicúa,
pero nada dicen del hambre,
del cerebro reventado de aquellos
que no soportaron la repentina miseria.

Ellos hablan de monedas.
Ellos
olvidan
a los hijos del miedo.

Batalla

Me persiguen demonios
encarnados en sombras,
en miradas furiosas,
en telegramas de despido.

Me acosan como pescadores
de cetáceos encallados en un fiordo,
no puedo escapar de sus juicios como hachas,
de la condena de sus dientes.

Salen de mi vientre, de la raíces de mis barbas,
de mis zapatos.
Salen como jaurías de ratas,
como un ejército maldito y encerrado en libros.

Los demonios almuerzan mi miedo,
devoran mi esperanza, escupen mis ojos
con arsénico, azufre, con las palabras prohibidas.

Se divierten con mi torpe fe, se ríen
de mi amor, de mi sueño.

Hoy no hay final
hoy hay batalla.

martes, 4 de septiembre de 2018

Verlaine

el cielo tembló de helada risa
sobre mi cabeza
y llovió
un saludo al pelado Verlaine.

Sinestesia

Silbás coloridos vientos,
el perfume de tu danza
alcanza
octavas únicas en un teclado infinito.
Te miro en mis dedos
y garabateo palabras azules
que no te describen con justicia.
La música dulce de tu piel me arrulla
y cuando duermo hay una fiesta
de amaneceres rojos
cantando tu canción.

Polisíndeton

Pasa un kilómetro
y
pasa un minuto
y
estás un kilómetro más lejos
y
estás un minuto más cerca de volver
y
el tiempo y el espacio suceden
precipitándose como la lluvia
que cortina este poema
y
pienso
hablar en clase
de polisíndeton
y
pienso
en vos.