Ese hombre se mira los talones
para ver si la sombra de la muerte
logra alcanzarlo. Maldice la suerte
de tan terrible don. Los escorpiones
y los poetas comparten destino.
El hombre está viejo, suspira; sabe
que sus días no tienen fin. No cabe
más esperanza en su espera, sino
la respuesta que otorgue sentido
a todas las preguntas que no hizo.
Ignora que vivió bajo el hechizo
de mágicas palabras. Se ha ido
sin saber que estuvo vivo. Nos deja
herencia de mago y angustia vieja.
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