A veces los demonios
gritan
rasgando el velo del
alma.
A veces resistir es
un lujo
que no podemos
darnos.
A veces la calma
es una ilusión
lejana y perturbada
por el ruido de
batallas sangrientas
que dejan tras sí
páramos yermos.
Hoy no tengo fuerzas
para cantar alegres canciones.
Mueren en mi boca
antes de iniciar el vuelo.
No tengo otra salida
que entrar
al pozo de mi alma.
Desarmado,
deshabitado, sin fuerza ni temor.
He de entrar en mí,
y mirar mis ojos más oscuros.
He de someterme al
juicio de mis días
para poder limpiar
mi frente y mi boca.
Para poder cantar
canciones
de alegre vuelo.
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