El
odio despierta
como un espía dormido
cuando llega la consigna.
Transforma los rostros,
vuelve roncas las voces,
muestra la naturaleza monstruosa
que se esconde en el ocre margen
de lo humano.
El odio se mete como una cuña
entre el hombre y su cielo.
como un espía dormido
cuando llega la consigna.
Transforma los rostros,
vuelve roncas las voces,
muestra la naturaleza monstruosa
que se esconde en el ocre margen
de lo humano.
El odio se mete como una cuña
entre el hombre y su cielo.
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