Somos humo, liviano,
prisionero
en cápsulas de
cristal delicado;
un hermoso frasco
frágil, delgado.
Somos humo luminoso,
ligero
destello sin fin en
finito cuero.
Nuestro don es
fluir, como Ícaro alado
volar y caer, volver
encerrado
en un envase. Ser
luz, ser acero,
ser humo en una
lámpara y volar.
Somos la materia de
sueños viejos
que vuelven a
contarnos su cantar.
Somos parte de una
luz, los reflejos
de una luz eterna.
Hemos de brillar
por siempre. Somos
únicos espejos.
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