Comienzan la jornada
con la vida y la muerte
cosida en sus espaldas.
La mano siempre firme,
la mano delicada,
trabajan sobre un filo,
sostienen la mirada.
Les dicen "auxiliares",
pero cargan la pesada
tarea cotidiana.
Trabajan los tres soles:
en plena madrugada,
de frías escarchas
o en tardes de verano
recorriendo casas,
donde necesiten
su mano preparada.
No hay comentarios:
Publicar un comentario