¿Quién soy? Me
pregunto,
demasiado tarde para
ser temprano.
A esta hora debería
ser un ciudadano
sin preguntas, sin
asunto,
camino al deber.
Porque debo
los impuestos y la
vida,
pero no sé quien
soy y la ida
se hace pena.
Entonces bebo
unos mates y en el
espejo
busco respuesta. El
barba
me mira y sonríe.
Escarba
sus ojos el plano
reflejo
de mi cara. No tiene
respuesta.
La cédula dice mi
nombre
oficial, el apellido
del hombre
que me enseñó a
reír. Puesta
la identidad en
cartón con sello
sigo buscando en mis
cosas
lo que tengan de mí.
Rabiosas
voces callan en un
destello
de silenciosa luz.
Me llama
mi esposa y me
regresa:
es un descubrimiento
esa
voz que amo. Quien
ama
podrá entenderme.
Estoy
ubicado en el mundo.
Soy.
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