Despierta una cólera
rota
en los ojos de la
noche.
Aúlla su dolor,
su soledad de
multitudes.
Por ella somos
máscaras huecas,
juguetes abandonados
de un demonio impúber;
No hay cristales que
protejan de soles moribundos
no en esta noche de
ojos rabiosos y tristes,
amarillos como
lágrimas de bosque profanado.
Esta noche cierra
las ventanas
y tu boca con siete
candados.
Esta noche la bestia
elige cáscara
y puedes ser tú.
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