Yo vivo en una comarca
donde la vida vale menos
que la propiedad privada.
Vivo en un lugar
encerrado en un paraíso virtual
de discursos oficiales
y campaña electoral.
Vivo en un paisaje
donde los humildes cargan
su resignación en la espalda
y los soberbios miran
sin ver el mundo
como si fuera su heredad.
Yo vivo en un entrepiso
entre la tierra y el cielo,
que cierra sus ventanas
y cree la mentira de las sombras.
Vivo en un lugar que sería hermoso
si tan solo pudiera
construir su propio mañana.
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