Escribo cien veces
el mismo poema.
Vuelvo a caminar
sobre una huella
cada vez más ajena.
Me embarro en frases
mojadas
por demasiadas
lluvias y sigo sin decir.
Suelto al aire cien
veces
un poema que no
vuela y vuelve,
avergonzado de sus
alas indignas del aire.
Me embarro en el
pantano de esas frases
que pretenden ser
ríos y no llegan a mar.
No llegan a amar.
Y suelto esta noche
mis pobres palabras,
apretadas contra el
ala izquierda,
agrupadas en
caprichosos versos simulando un poema
tan aleatorio como
mis intentos.
Si llegas a verlas
milagrosamente en vuelo,
querido lector,
abre la ventana para
que puedan dormir.
Para que lleguen a
mar sus frases mojadas.
Para que lleguen a
amar.
No hay comentarios:
Publicar un comentario