la belleza se esconde
en rincones insólitos.
entre ellos prefiero el instante del sueño
cuando tus párpados son paréntesis del infinito.
amo la curva de una hoja,
el ronroneo de un gato en la concavidad de una palma abierta,
la risa del duende que vive en la piel de esa personita.
la belleza toma formas
que uno no comprende ni puede
atar con palabras.
inefable flota
como el perfume de un ángel sin cielo.
y sólo a veces,
pasea por los sentidos,
como un turista por la rambla.
y sucede la maravilla.
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