Hay infiernos en
rincones
de locura y miseria
orina y hambre.
Rompen los ojos y
las teorías,
como un cero
absoluto
de una dignidad
olvidada.
Hay infiernos en
puertas próximas,
cargando horror como
balas
en ojos amputados de
inocencia.
Hay infiernos en
cápsulas, en tizas,
en formatos
inimaginables
vendidos como
escaleras a un cielo de cartón.
Hay infiernos duros
como rocas.
Sólo queda ser más
duros y quebrar,
Sólo queda ser.
Sólo queda hacer.
La utopía
es no permanecer
inmóvil
describiendo
infiernos.
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