No duerme la poesía
en la lengua de la
musa.
Se desliza como
intrusa
entre las rejas del
día,
se mantiene con
porfía
bajo la ruleta rusa
de cinco balas.
Confusa,
transmuta como
jauría
rabiosa sobre el
papel.
Cada verso es una
herida,
un beso, un
accidente.
Al final queda
dormida
como libro en
anaquel;
dormida pero
presente.
No hay comentarios:
Publicar un comentario