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martes, 5 de julio de 2011

Sectario

Nosotros no somos sectarios. Y cuando digo nosotros me refiero al sector democrático del ala libertaria de la fracción liberal marxista pero no leninista del Partido (¿cómo qué partido? ¡El Partido!), en fin, a nosotros dos. El resto sí, es un poco sectario. Bueno, a veces el compañero secretario político del sector democrático últimamente tiene posturas bastante sectarias. Pero yo no. Capaz que porque dentro del sector yo represento aun y por un tiempo más a la juventud del partido. Mis hijos están en otro sector, sufren todavía del mal de la izquierda, el infantilismo. Es comprensible, a sus treinta y cinco y veintiséis años respectivamente. Igual, lo nuestro es un lujo. Hay que ver cómo se pelea la derecha. Su problema es el caudillismo. Nosotros estamos a salvo de eso. A nuestro líder no se le nota todavía el parkinson, tenemos candidato seguro para el 2030. ¿Que faltan todavía veinte años? Apenas tendrá noventa y poco, un pibe. Hay que ver que el compañero presidente del partido recién va por su vigésimo cuarta legislatura y tiene cuerda para rato. La cuerda es para que no se pierda cuando va de la cámara al despacho.

Nos preocupa un poco que la derecha se ponga a robarnos la derecha de nuestro electorado. Claro que es su clientela política natural, pero desgraciadamente, también votan. Ahora, en su afán electoral, se sacan fotos como reaccionarios como Vargas Llosa y Charlton Heston los está asesorando en materia de seguridad. O sea, un fascismo autogestionario. Alguno de nuestros senadores tuvo antes la idea, pero no le dimos bola. Pero nuestra dirigencia da el ejemplo en el Partido y nuestros comités aprendieron: todos tienen ahora rejas y alarma.

Donde tenemos que profundizar es en el alcance del plan Ceibal. Ayer mi nieto me preguntó, abue (ya no me dice compañero abuelo, somos más informales) ¿qué es una equisó? Me di cuenta que hay que extender el plan a la enseñanza privada. Le dije que algo parecido a tu netbook, pero para gurises pobres. Tenés razón, me dijo el abuelo de un compañerito de Liberito, que es de derecha pero bien, ingeniero, como yo. “Ayer Lautarito me preguntó qué es un lápiz”. Los dos tuvimos antes un problema similar, tuvimos que explicar a nuestros nietos qué era un pobre. En particular tuve que explicar a Liberito que el abuelo de Lautaro (¡qué nombre! Pobre niño) está equivocado: no hay que matar a los pobres, con esconderlos alcanza. ¿Y cómo se hace, abue?, preguntó el chiquilín. El tío, que es economista, le aclaró: para eso están las estadísticas, Líber.

Economista. Tampoco es tan grave que no siguiera la carrera del padre, madre, hermano y abuelo. Peor fue lo que le pasó a don Leandro, el abuelo de Lautaro, que el hijo le salió filósofo. Filoso no, filósofo. Licenciado. Igual, le administra el campo de Flores. El departamento, no es florista el viejo, es ganadero. Siempre tiene que explicar que es ingeniero y ganadero, que no tiene un ingenio de vacas. Salió bueno después de todo el pibe, parece que aplica la dialéctica hegeliana a la cría del Hereford. Hablamos con don Leandro que los filósofos y los economistas tienen en común que explican por qué fracasaron las ideas de los demás, de manera que nadie les entienda nada. No es como nosotros los ingenieros, que hablamos de manera que nos entienden todos. Todos los ingenieros. Ayer fui a la ferretería y aunque me expresé claramente al pedir un artefacto conductor multifibilar cúprico de blindaje aislante, tuve que usar la expresión cable para que me entendieran. Me pasa lo mismo en la obra. Cuando voy a explicar qué necesito siempre tengo que llevar traductor. También se le dice capataz. Lo que me cuesta entender es cómo no podemos entendernos, valga la paradoja, cuando vamos a negociar con el sindicato. ¡Si somos compañeros de partido! Además, las obras son públicas, son por el bien de todos, ¡no entiendo su necesidad permanente de ganar más! Incluso el dirigente del sindicato me sacó en cara mi cuatro por cuatro comprada el mes pasado. Pero ¡Caramba! ¡Para qué me sacrifiqué cinco años estudiando si no es para vivir mejor!

El problema es la sectarización, que cada quién busca lo suyo. Por eso quedamos solos. ¡Somos los únicos que buscamos el bien de todos!

copyright: Marcelo Sosa Guridi


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