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lunes, 29 de agosto de 2016

Gala

I

El dolor
es una circunstancia;
acontece
como un beso o un terremoto.
Es una consecuencia ciega.
puede dar vida
pero su esencia no tiene voluntad.

El amor
es una fuerza inexplicable;
es irreductible a experiencias
pero se manifiesta en ellas;
su existencia
es empírica y sólida.
El amor duele en los adioses,
en la palabra maldita,
en la soledad abrupta y absurda
como una colisión ferroviaria.

II

Fuimos bendecidos
por la compañía de una criatura mágica
que conjuraba toda soledad,
todo momento oscuro y terrible
y con un ronroneo tibio
alejaba el peligro.
El dolor de perderla
en esta existencia
es inefable y profundo como un
pozo en el alma hacia la nada.

Sabemos
aunque no consuele
que renacerá en otra existencia
y seguirá brindando amor,
porque es parte del ciclo sagrado.
Su recuerdo
nos sigue construyendo
y sabemos que con el tiempo
ha de conjurar
también
este dolor como piedra
hasta volverlo nube.

El truco
está en recordar
con alegría,
el truco está en amar
sin condiciones.

lunes, 22 de agosto de 2016

Galadriel

Desde que una tibia gota de pelo
durmió en mi mano,
minúscula y hermosa
supe que nada sería igual.

Llegó y ese día fuimos familia.

Aprendí que la belleza
y la gracia son regalos y como tales
invaluables.
Aprendí que el silencio dice,
que estar es necesario,
que todo tiene su tiempo
y el tiempo de amar es el contacto con el alma.

Hay huellas que jamás se borrarán,
hay ojos que buscaré en cada vida
aún sin recordar su por qué.

Seremos un poco más viejos y un poco más pobres,
pero la gracia seguirá poblando estos rincones
como un suspiro de ángel
que atará los cielos y los sueños.

domingo, 21 de agosto de 2016

Con las palomas

A veces me pregunto para qué,
como si necesitara respuesta.
A veces la pregunta que molesta
encierra más verdades que la fe.

A veces me cuestiono si ya sé
los arcanos del arte, si acaso esta
senda es mía. Sólo sé que me cuesta
sangre cada verso. Sé que no sé.

Sin embargo vuelvo a la poesía
como un mendigo al pórtico de un templo,
y allí recibo, de la policía

del verso una patada, para ejemplo
de los ácratas. Me dicen "no comas",
por eso comparto con las palomas.

domingo, 31 de julio de 2016

Un tibio sol

Hay días en que basta
con un tibio sol
para sentir que no se ha perdido todo.
Algunos días nos aferramos
a la esperanza de tener esperanza.

Hay otros días
en los que llueven adoquines
que ni siquiera nos matan.
En esos días el sol es una hoguera
donde se queman los sueños,
es un témpano que flota
sobre nuestras cabezas
como un cadáver errante.

Hay días en que estamos muy cansados
para saber cómo está el día.
Sólo tenemos
una certeza única,
clara;
una certeza sin fe
ni pretensiones.
Lo único que importa es levantarse
y construir
con paciencia de artesano
un tibio sol.

  

sábado, 30 de julio de 2016

Blanco

La pantalla me interroga. El cursor parpadea sobre el blanco que deja en segundos de ser inmaculado. Borro, no puedo aceptar mi propia estupidez y borro. Borr. Bor. Bo. B.
Retrocedo, indeciso. No puedo decir, pero hay cosas indecibles, inefables (no son sinónimos, pero casi). 
Como no tengo los nombres en los dedos, garabateo palabras innominadas. Anónimas. No son sinónimos ni de cerca.
La lengua se me va, no habla, no fabla, no fabula. No hay fábula, no hay cuento. No hay verso ni poesía. Versero, cuentero. ya ni me quedan títulos. Estoy como el papel que me gritaba su silencio en la Cónsul, aquella que aporreaba de pendejo en mi habitación de hippie. Estoy como la pantalla, blanco. Sin ideas, desideado. Desidia. Qué pobre lluvia de palabras parónimas que no mojan ni nombran.
Hay por ahí demonios que piden a gritos una crucifixión piadosa. Cruz y ficción, y a mí no me sale siquiera una ficción para atormentar a mis propios demonios, que han engordado tanto que ni siquiera se toman el trabajo de atormentarme. Hay por ahí ángeles que recorren descalzos kilómetros de sabanas por un litro de agua. Sistema métrico mortal, los matarán unos gramos de plomo porque sí, por pura práctica de la maldad. 
Y yo acá, sistema tétrico que dice mal, que no dice, que está indeciso, indeseable, indeleble a tintas que me salgan y me construyan. 
Blanco. Un puto blanco que ni para escribir sirve. Que se interroga demasiado, que va y retrocede. Retroced. 
Allá los ángeles, los demonios, las cosas y los nombres. 
Acá los dedos que lloran sin poder nombrar el dolor. Algo he de hacer, publicar, levantarme y vivir. Lavarme la cara y afrontar el día. Blanco manchado, contaminado de sol y sal, de vida. 

domingo, 24 de julio de 2016

Hospitales

Los hospitales se hacen con historias
que crecen y duermen en los pasillos
fríos. Hay milagros, llantos, anillos.
Hay grandes derrotas, pequeñas glorias.

Hay familias en vigilias, euforias
breves, dedos que fuman cigarrillos
ansiosos. Los muros son de ladrillos
y miedo. Las puertas son giratorias.

Los hospitales son blancos lugares
que los sabios prefieren evitar,
pero que eligen de ser necesario.

Los hospitales son el escenario
de necios, héroes, gozos, pesares;
son el espejo que odiamos mirar.

sábado, 23 de julio de 2016

Dejar facebook

Dejar facebook es como dejar de fumar.
Hace poco desactivé mi cuenta. Lo hice por una promesa: me prometí a mí mismo (qué disparate de redundancia en tan pocas palabras...) que si mi cuñado dejaba el CTI, yo dejaría facebook, y desactivé la cuenta (por las dudas no di un portazo, pero me estoy portando bien y no reincido). El argumento que me di (sí, ya sé que sería las delicias de cualquier psiquiatra, no es nada nuevo), es que no valía la pena perder tanto tiempo en una página web cuando la vida me reclama ahí nomás. Y aunque me da un poco de vergüenza decir que es una promesa, como si fuera un sacrificio significativo, lo cierto es que reflexionar ante lo valioso que es el mundo real y al mismo tiempo en su fragilidad, me dio una muy buena razón. Y un inicio.
Y sí, dejar facebook es lo más parecido que me pasó a dejar de fumar. Ando con los dedos inquietos por la calle, mirando el teléfono móvil a cada rato por si pasa algo, dudando en qué mirar primero cuando prendo la computadora. Y al mismo tiempo descubrí el tiempo (pucha que estoy jodido con la redundancia, hoy), así como un ex fumador descubre el olor de las flores. Estudio más, estoy más atento a lo que pasa alrededor, miro a la gente a los ojos cuando me habla y no bajo la cabeza al celular, mi jefe me ve hacer cosas interesantes en la computadora (todavía no me ve trabajar mucho, pero al menos es un comienzo). Sólo me falta adoptar la misma actitud que cuando dejé de fumar, o mejor dicho, no adoptar la actitud de misionero en plena campaña de mandato divino y no hablar en contra del hábito recién abandonado. Por las dudas, ¿vio? Quien le dice. Eso sí. Trato de andar sin encendedores en los bolsillos. Y borré la aplicación del celular. Ahora me dedico a llenar este blog de estupideces.
Lo lamento, querido lector. Cualquier cosa me puede hacer llegar una queja. Por facebook.