I
El dolor
es una circunstancia;
acontece
como un beso o un terremoto.
Es una consecuencia ciega.
puede dar vida
pero su esencia no tiene
voluntad.
El amor
es una fuerza inexplicable;
es irreductible a experiencias
pero se manifiesta en ellas;
su existencia
es empírica y sólida.
El amor duele en los
adioses,
en la palabra maldita,
en la soledad abrupta y
absurda
como una colisión
ferroviaria.
II
Fuimos bendecidos
por la compañía de una
criatura mágica
que conjuraba toda soledad,
todo momento oscuro y
terrible
y con un ronroneo tibio
alejaba el peligro.
El dolor de perderla
en esta existencia
es inefable y profundo como
un
pozo en el alma hacia la
nada.
Sabemos
aunque no consuele
que renacerá en otra
existencia
y seguirá brindando amor,
porque es parte del ciclo
sagrado.
Su recuerdo
nos sigue construyendo
y sabemos que con el tiempo
ha de conjurar
también
este dolor como piedra
hasta volverlo nube.
El truco
está en recordar
con alegría,
el truco está en amar
sin condiciones.