Entonces el silencio
clavándose como una
lanza en su costado
del que manan miel y
vinagre.
Entonces el dolor
como un recuerdo lejano,
como imágenes
difusas de un cumpleaños infantil,
imágenes que
soñábamos en blanco y negro.
Entonces la espera
como forma de tortura,
instalándose
precariamente
con pretensión de
eternidad.
No importa el antes,
el motivo
la piedra que echó
a rodar por la colina.
Sólo importa el hoy
como una fotografía
que se borra y
permanece
con idéntica
porfía.
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