Asfalto caliente,
horizonte vacío,
un lugar donde
llegar y dormir.
La vida como una
road movie,
metáfora de un fin
de los tiempos
de bajo presupuesto.
Los kilómetros se
repiten, las curvas se parecen,
como un discurso a
otro discurso,
como un carancho a
otro carancho.
La vida no es una
road movie,
en esas casas vive
gente,
ese otro campo tiene
un dueño
que no vive en esa
casa que se ve
lejos de la ruta.
Los kilómetros son
finitos
y los pueblos son
distintos
a la tinta de los
nombres en los mapas.
La ruta miente como
una película documental,
como un noticiero de
pena capital.
No sos Mad Max,
siquiera sos James
Dean dándose un palo.
Los otros también
quieren llegar,
dejar la ruta atrás
para ver
ruta delante de sus
ojos.
El asfalto mojado es
una pista de hielo,
no da paso el paso
Mazangano,
hay niebla en
Arbolito,
en los accesos
llueven piedras sobre los parabrisas.
La vida no es una
road movie,
es peor.
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