La benevolencia de la frontera engaña el ojo
Debajo de la alfombra se esconden
el miedo y el odio danzando juntos
como balas de escopeta perforando el aire.
Debajo de todas las alfombras
de este país amable,
este-nuestro-ajeno país,
se esconden cadáveres ilustres y olvidados.
Nos gusta salir cándidos en la foto,
benevolentes como abuela,
calmos como tardes de verano
en una eternidad soporífera, discontinua.
Nos gusta el halago condescendiente
de los hermanos mayores.
Nos gusta pensar
que no somos como ellos,
que somos mejores, ilustrados,
civilizados.
Pero somos trama
de la misma alfombra, otra esquina
manchada de sangre.
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