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miércoles, 21 de noviembre de 2018

Tristes trípticos

I

Dios nos libre de los normales;
de los que no tiran la piedra,
aunque se crean libres de pecado,
porque para eso pagan,
dicen,
a la policía.

Dios nos libre
de los que usan su nombre en vano
jurando amor,
blandiendo un libro que llaman santo
para justificar su odio
santo.

Dios nos libre
de su club de fans,
de los que se llaman sus hijos
y apuñalan travestis
porque ellas no son normales.

Dios nos libre de los que son
justos frente a su espejo
de domingo.

Dios nos libre de los normales
y su sociedad recta
como fusil sangriento.

II

Aquellos
camaradas de papel,
aquellos
oradores incendiarios
que hace años
no marcan tarjeta;
ellos
no conocen de tu hambre,
de tus hijos
que también son extraños
a tus ojos.

Ellos,
los que levantan barricadas
de palabras sacadas de un manual,
ellos
no comparten tu pan.
Ellos
no son
tus compañeros.

III

La libertad de los hombres
no es
la libertad del mercado.
Sería
como si equiparásemos el alma
de una mujer
con el alma
del arma
humeante
que la mata.

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