El hombre
carga
pesado como
un mundo
el peso de
sus sueños incumplidos.
No llegará
hoy
sobre su
pecho el sol.
Las baldosas
congelan sus
pies a través del calzado;
portan maldiciones
antiguas
enterradas en
los cimientos de la ciudad.
El hombre
carga sobre su cabeza
con una
noche sin estrellas
que lo
escupe con invierno.
Espera,
sin fe,
un descanso
en el portal.
Con un
esfuerzo de atlas en bancarrota
Instala en los
labios áridos una torpe sonrisa,
coloca la
llave como un conjuro
y entra.
Alguien lo
besa,
alguien le
promete futuro con ojos únicos.
Mañana
saldrá a la
vida
a cargar
mundos.
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