Hay un momento mágico,
como si una convención de mariposas
detuviera por un instante
el devenir del afuera.
Entrás al aula y una energía
te recorre la espalda
como una carrera de anguilas.
Los ojos se posan en vos
y la clase acontece.
Es uno de esos milagros
que te edifican como ladrillos
-ese beso, esa mirada,
la mano diminuta que aprieta tu dedo
por primera vez-
Sos profe a partir de ese momento,
y continuar con todo,
pese a todos
los burocráticos tormentos,
tiene sentido.
Sos profe.
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viernes, 11 de mayo de 2018
Aula
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