Cuando llegue la muerte me llamará
por mi nombre completo,
como una madre que regaña
a un niño que ha sobrepasado
el tiempo de juego en la calle.
Cuando llegue la muerte me abrazará
con doloroso cariño,
para llevarme a otros lugares,
para que juegue con otro nombre
y otro rostro.
Cuando llegue la muerte será en su hora,
como una dulce madre que disimula
su triste alegría
por ver y soltar a un hijo
de vida en vida.
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