Nos hacen falta más
poetas
que televisores.
Poetas que se hundan
en la mierda de la
ciudad
sin ensuciarse,
que celebren
nacimientos
y se rompan las
manos cargando ladrillos.
Las cajas no lloran
con nosotros
las pequeñas
tragedias cotidianas.
No festejan goles de
barro
ni elevan nuestras
torpes palabras
a la música celeste
de los ángeles.
Necesitamos poetas
que no se vendan al
mármol
ni firmen autógrafos
a dictadores.
Necesitamos poetas
que viajen
en ómnibus grises
y que distingan a
cada pájaro
por su trino.
Necesitamos poetas
que devuelvan
su valor a la
palabra pueblo.
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