Camino por una cornisa
y si algo me faltó
fue un zapato equilibrado.
Me inclino a la izquierda
porque el corazón se me agranda cada
tanto
pero no hay izquierda en el vacío
ni vacío en la parrilla.
Quiero llegar al otro lado
esa difusa imagen que cambia a cada
paso,
pero me dice el viento que no me apure,
que toda hoja cae en su momento,
y la hoja se me escabulle virtual entre
tanta tinta
difusa.
Camino
por esa cornisa llena de musgo
con una rosa en la solapa del saco que
cuelga de mi hombro
con una risa en el oído de tu voz
aquel día.
Camino
y resbalo cada tanto;
el aire me abraza,
el sol me condena,
el cielo me trae fotos
que me sostienen,
que me elevan.
Camino.
Vuelo.
Llego.
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