como los yuyos jodidos,
lastimados y prendidos;
cuanto más duele, cantamos.
Los poetas presentamos
corazones embarrados
como cielos rebajados,
son retazos en oferta;
dejamos la puerta abierta,
somos yuyos encantados.
Somos yuyos encantados
molestando en el jardín
de la rosa, del jazmín,
de los brotes perfumados.
Somos los yuyos porfiados
que se niegan a partir,
acá es cantar y morir
para que viva la rima,
un canto que nos redima
y que nos haga vivir.
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