I
La lluvia nos pone melancólicos
o viceversa,
-jugamos a ser dioses efímeros
de minúsculos universos,
o viceversa-
La lluvia se presta a dar ejemplos
de paralelismo psicocósmico
u otros conceptos
que los alumnos olvidarán puntualmente.
Mi perro teme a la lluvia y se refugia
En su cucha del balcón.
Se moja más que en el living,
pero es su cucha.
Su rostro se torna melancólico,
como la lluvia y el café y los recuerdos.
Debo dejar de hablar de paralelismo,
prosopopeya y polisíndeton.
Si un poema no conmueve
de nada sirven los manuales ni la lluvia.
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