Érase una vez
maldita
donde se encontraban
las voces negadas
por las veces
anónimas en que callaban.
Érase una maldita
vez
donde los hechos
ocurrían
después de tantas
veces postergadas.
Érase la vez como
un embudo de los tiempos,
donde se encontraban
las voces, los sucesos,
los infinitos
instantes amputados,
para ser
por vez primera.
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