No, no puedo parar
de escribir,
de llenar de
borrones los papeles,
superficiales
turistas en hoteles
que miran sin ver y
hablan sin decir.
No, no puedo dejar
de proferir
poemas groseros y
sin vuelo,
no me queda más
consuelo
que acaso te de por
reír.
No, no puedo ni
quiero mentir,
acá lo importante
es la poesía.
Uno es un pobre
juglar sin valía
que juega a lo que
pueda salir.
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