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lunes, 29 de junio de 2015

Carne, metal, madera.

Eu sou metal, raio, relâmpago e trovão”
Legião Urbana.

Soy carne, metal, madera.
El fuego que produzco me consume.
Habito infiernos celestiales, abismos,
lugares circulares, vientre de ouroboros.

Soy metal, madera, carne.
Cuchillo de mi propio fin,
doble filo de mi salvación,
soy la herramienta de mi fe.

Soy madera, carne, metal.
Hay en mis venas gotas del primer día,
la sombra de la primera noche me alimenta,
y crece en mi jardín la semilla del recuerdo
de un mañana que anhelo.

Soy ese anillo y esa cruz,
el cielo del amanecer,
frontera de otro ser que es siempre el mismo.
Nada me puede sorprender
solo tengo que cerrar los ojos y aprender a ver.

Yo soy sólo yo, y sólo debo escribir mi vida
la que será y puede ser.

Yo es sólo un pronombre, que también puede ser vos,
frontera de otro ser que es siempre el mismo.
Nada te puede sorprender.


foto tomada de http://legiao-urbana-4ever.tumblr.com/ Legião Urbana, les debo este poema.


jueves, 25 de junio de 2015

Defensa de las palabras

Vengo a defender a las palabras humilladas
en tanta canción edulcorada,
en tanto poema destemplado.
La palabra amor tiene la palabra;
se queja de sistemática violación de su sentido,
de malbaratar su alcance,
de tanto cantante melódico
que la usa como un carpintero a sus clavos.
La palabra crepúsculo languidece una protesta
y esta vez sube la apuesta
y dispara contra cierta novelista:
“no bastaba con la violación de los románticos”,
expresa,
alunada,
ahora también me usan para servir en la cena
vampiros descafeinados.
Así pasan, de a una.
las palabras airadas,
las frágiles, soñadas, aladas.
Todas señalando su ausencia,
todas significando su tristeza.
Al final,
se corporiza la palabra alma,
le cuesta decir,
hasta que exhala:
ya ni soy.

Hago esto por mis amigas
y por sentimiento de culpa, por supuesto;
también las he traicionado, alguna vez.
Así que lector, ya sabes,
respeta las palabras,
las dulces, delicadas,
infinitamente dóciles
palabras.




jueves, 18 de junio de 2015

milagro

el milagro
es un amanecer inexplicable
más allá de la mecánica del cosmos

el milagro se siembra
y brota como una epifanía
en flor
regado por el salitre del sudor
una gota de rocío
en los cuarteados labios de la tierra

una supernova
estalla en el alma cansada de un caminante
ilumina como un faro
su belleza oscura y repentina
pero ha sido el camino quien ha soplado
su escondida brasa
hasta encenderla

un milagro ha sido masticado hasta renacer
como una mariposa en su crisálida

pero hemos de buscar razones que lo nieguen
que lo maquillen
reglas que lo enderecen a lo entendible
a lo explicable
hemos de someter al cosmos
y reducir el milagro a complejos algoritmos
o
hemos de forzarle una mágica razón
un arcano distante y esotérico

mientras el humo tapa el cielo
el milagro
ajeno a disputas bizantinas
que lo expliquen o lo oculten
porfiadamente sucede
y florece
como el primer
y el último signo.


jueves, 4 de junio de 2015

Tristezas

http://nometiresyerbaenelteclado.blogspot.com/2015/06/escena-montevideana-4-tristeza.html

La tristeza me persigue en carteles
en canciones olvidadas, lugares
comunes de poemas. Son dispares
formas del ayer. En sus anaqueles

duermen recuerdos y ausencias. Hoteles
de silencios que gritan luces. Bares
que sirven ajenjo y canela. Mares
naufragados por barcos y papeles.

El tipo de Tristán es un misterio,
portando fatalista su cartel
me desnuda de dudas y certezas

¿Será certero entonces su criterio?
No sé si dice verdad su papel,
no sé si finalizan las tristezas.

martes, 2 de junio de 2015

Escena montevideana 4: Tristeza

Montevideo es una caja de sorpresas. Forrest Gump diría que es una caja de bombones, pero a mí me parece más una bolsa de caramelos de todos los sabores, como los que compraba Harry Potter que nunca ligaba uno de ananá o cereza, lo mejorcito era alguno de cera de oídos.
Bueno, hoy me tocó uno de cera de oídos. Entrando a la Facultad de Psicología me cruzo a un veterano, que sin estar mal vestido, no tenía pinta de pasarlo bomba. Traía un bolso de cuero, y colgado del bolso un cartel impreso y plastificado con la siguiente inscripción

TRISTEZA NO TIENE FIN

A lo mejor tiene. A lo mejor nos deja algún recreo. Pero lo cierto es que el cartel me persigue.